Mi historia con la escritura

El poder de la escritura

Desde chiquita me encanta escribir. Es algo que he mencionado por aquí varias veces. Tenía diarios, hacía listas, escuchaba canciones y escribía las letras.

Tengo un cuadernito chiquito con puras canciones escritas, de Miley Cyrus y otros artistas que me gustaban cuando tenía 13 años. (Adjunto evidencia al final) Llegué a escribir historias y cuentos. (¿De qué? Quién sabe jajaja).

Todo siempre fue en privado. No lo compartía con nadie, hasta hace 2 años.

Por muchos años dejé de escribir tan en forma como lo hago ahora, pero en realidad nunca me había dedicado tanto como ahora a mi práctica.

Tengo las notas de mi celular llenas de frases que se me ocurrían, o pensamientos que tenía durante el día. En especial en las temporadas en las que tenía el corazón roto, la creatividad y la nostalgia se hacían amigas y llenaban de palabras mis notas.

Escribir para mí siempre ha sido el lugar en donde me expreso mejor. Donde me siento más yo, me censuro menos y me conozco más. Es un lugar de desahogo, de creación y expansión. Es a donde recurro en los mejores y peores días. Es en donde deshago los nudos, la confusión y plasmo la emoción. Es en donde tomo decisiones, tengo nuevas ideas y guardo mis memorias. Es en donde he aprendido a darle prioridad al corazón, a la yo que ya sabe, a la poeta y artista. Es en donde hago berrinches, dramas y visito la nostalgia.

Es una de las prácticas que más me ha permitido conectar conmigo, conocerme más, amarme más, darme permiso, tenerme más compasión y menos juicio.

Las hojas en blanco son mi lugar seguro, mis mejores confidentes.

Toda mi vida lo voy a seguir haciendo.

Escribiendo es cuando me siento más conectada a mi creatividad, a mis deseos, a mi corazón, a mi concepto de Dios y el universo.

Escribir me da paz, claridad, energía, sanidad. Cuando pasan los días sin escribir, puedo notar claramente la falta de claridad (jeje) y el ruido mental y emocional que se empieza a acumular. También pierdo esa chispa y conexión con mis propósitos, conmigo misma. Cuando dejo de escribir me siento desconectada, apagada y me empieza a dar igual la vida. Suena medio dramático, pero te lo juro que sí me siento así. Por eso siento que se apaga mi chispa, como una fogata que se apaga lentamente porque le dejaron de echar leña.

Escribiendo es como mantengo encendida mi fogata; las hojas, la tinta y las palabras son la leña que la alimenta. Entre otras cosas claro, pero escribir es una gran parte de ella.

A veces, cuando no quiero enfrentar algo, tengo mucha resistencia a sentarme a escribir. Porque ya sé que ahí en esas hojas en blanco, no me puedo hacer mensa, no me puedo censurar o hacer como que nada pasa. Aquí, entre mis hojas y yo, no hay filtros. Ese es el poder de escribir.

Cada vez que abro mi journal, me reencuentro conmigo. Con la que soy en totalidad y completa autenticidad. Eso es lo que más amo de lo que hago. Y claro, cuando lo comparto, amo cuando toco fibras sensibles en tu corazón. Cuando nos damos cuenta que nuestras historias no son tan distintas, son más similares de lo que creemos. Cuando nos damos cuenta que vamos juntas en el camino, aunque a veces se sienta que vas sola, nunca lo estás.

Me encanta que lo que escribo con mi corazón, llegue al tuyo y podamos hacer de este camino humano, más humano.

Me encantaría que tú también compartas tus historias conmigo, para mí es un honor que me escribas y que conectemos juntas.

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La evidencia de los lyrics de mis canciones favoritas de Miley Cyrus JAJAJA. Tenía 13 años 🥺

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Te invito a que le abras un cachito de tu corazón a la escritura y veas todo lo que tiene para regalarte y mostrarte de ti 🧡🧡

O si ya escribes, platícame cómo ha sido para ti tu práctica.

Te mando un abrazo fuerte fuerteeee

Gracias por estar.

KEEP SHINING ✨✨

Stephhhh